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Psicoterapia para el cuerpo que duele. Las adhesiones al dolor

Los dolores aparecen en el cuerpo creando una fuente de estrés que en algunos casos se cronifica.

En ocasiones es fácil remitir, asociar el dolor a una causa puntual como una caída, accidente de tráfico, enfermedad, sin embargo a veces el origen es misterioso.

Qué es el dolor?

El dolor es una percepción sensorial localizada y subjetiva que se siente en una parte del cuerpo; es el resultado de una excitación o estimulación de terminaciones nerviosas sensitivas especializadas. El dolor puede ser agudo y desaparecer luego de haber tratado la causa del mismo o puede cronificarse aún cuando su causante haya desaparecido.

El dolor y la resistencia (a sentirlo)

El dolor es una experiencia de vida que tiende a crear resistencia (a sentirlo) dado el enorme estrés que causa, sobre todo cuando se cronifica. El dolor es una percepción (conciencia) sensorial que al aparecer suele atraer la atención del individuo que lo padece.

El rechazo/ la resistencia a sentir esta sensación desagradable es una experiencia en sí misma que ocupa un lugar importante en la vida del individuo que lo padece.

El dolor como imán:

El imán por definición crea un campo magnético y de ahí atrae y rechaza. Cuando la atención se instala frecuentemente en su objeto (dolor), este se expande y comienza a actuar como foco de atención. Este mecanismo al que yo llamo magnetismo se retroalimenta constantemente. El objeto de atención comienza a comportarse como imán y atrae sensaciones y pensamientos que se asocian al mismo mientras que repele otros.

Interpretaciones razonables frente a la experiencia de dolor físico:

El dolor denuncia que algo no está bien….primera, razonable, simple y muy criteriosa interpretación. La atención al dolor invita a explicaciones, interpretaciones, que suelen terminar muy razonablemente en la visita al médico.

La subjetividad del dolor

Amén de que el médico pueda o no encontrar organicidad que explica el dolor, siempre hay un componente subjetivo, esto es, la vivencia única del dolor. Esta experiencia está basada en un número de variables. Para mencionar alguna, diremos que el haber o no resuelto un problema de salud anterior contribuye a la experiencia subjetiva del dolor. La confianza en que el cuerpo apele a su poder auto curativo, basada en experiencias anteriores puede contribuir a que el dolor no tenga “adherencias”. Las adherencias son justamente lo que se le agrega al dolor, la interpretación. Esta actúa como una adherencia agregada a la sensación incómoda del dolor amplificando  el componente subjetivo que el médico no está entrenado para tratar/ curar.

La psicoterapia ayuda al paciente con dolor?

Sí, el psicoterapeuta  junto al médico (si es posible) sería recomendable para tratar dolores crónicos. El médico conoce de organicidad mientras que el psicólogo puede guiar al paciente a resolver el componente que se le adhiere al dolor basándose en las resistencias que el paciente presenta. A veces el dolor conlleva en sí una historia emocional que es difícil soltar. El dolor en este caso estaría recreando pérdidas no resueltas, vivencias traumáticas, duelos inconclusos, etc. El dolor con sus adherencias, forma hábitos (de sentir, de pensar); la atención vuelve al mismo lugar haciendo que el dolor se cronifique, se haga hábito.

Cómo sería tu vida si no experimentaras este dolor (crónico)?

Esta es una  de las primeras preguntas que formulo a mis pacientes que consultan por padecer dolores crónicos. La respuesta, a veces demorada... suele guardar el sentido del dolor, o sea sus verdaderas adherencias. En ocasiones es el duelo lo que el individuo necesita transitar, de ahí las resistencias que contribuyen a la cronicidad del malestar representado en el dolor del cuerpo.

Puede un dolor crónico perder su intensidad o desaparecer?

Sí, en mi experiencia de más de 35 años como terapeuta puedo afirmar que los dolores crónicos son tratables en psicoterapia siempre y cuándo se tomen en cuenta las adherencias y resistencias del individuo que consulta. No se trata de una cura milagrosa sino de un proceso de auto-observación guiada (por el terapeuta) hacia la identificación y consecuentemente desprendimiento de las cargas adheridas a la experiencia del dolor. El paciente se beneficia altamente en esta exploración; siendo uno de los resultados más inmediatos el encontrar que el foco de atención se  desplaza naturalmente hacia lugares de mayor creatividad y goce (pospuesto) dado que la energía atrapada en el dolor comienza a liberarse.

Lic Laura Coogan